05 junio 2012

"La misión, un privilegio en nuestra vida"

por FranKo
He notado que nuestra juventud hoy más que nunca tiene una gran inquietud por el futuro, se preocupan que será de sus propias vidas y en prepararse adecuadamente para afrontar de una forma seria los desafíos exigentes que les presentará la adultes, desean tener éxito profesional, muchos de ellos tienen un anhelo por su bienestar, tratan de encontrar cuales son sus fortalezas y procuran desarrollarlas, es decir están muy conscientes de lo que se requiere de ellos y ellos mismos tienen grandes expectativas de si mismos, entienden lo que los líderes hablan respecto a la educación, al progreso personal, el aprovechar su valioso tiempo y tomar buenas decisiones.

Todo ello es muy positivo y habla muy bien de ellos pues claramente tienen una visión mucho más amplia que nuestra generación acerca de sacar el mejor provecho de las oportunidades que se nos presentan, pero hablando con algunos de ellos les pregunto lo que piensan acerca de servir una misión…y muchas veces con un poco de incomodidad guardan silencio o responden como murmullando en forma confusa expresando que lo que les importa en primer lugar son sus estudios seculares y luego servir una misión.Uno puede pensar que esto se debe producir en jóvenes que son miembros de la Iglesia hace poco o de padres no miembros de la Iglesia, sin embargo y para sorpresa de algunos este tipo de respuestas es apoyado por algunas familias que han pasado toda su vida en la Iglesia.
Entonces me pregunto ¿Qué es primero servir una misión o asegurar una carrera académica?

He meditado mucho en este tema, de hecho yo también en mi tiempo pasé por esa decisión y por lo mismo me di cuenta que fue la primera oportunidad verdadera en que tuve que poner a prueba mi fe.
He visto que muchos padres no han adoctrinado adecuadamente a sus hijos ni han hecho los arreglos económicos para que ellos tengan el honor de representar al Señor, por lo tanto cuando llega el momento de tomar la decisión, se piensa que no se está preparado para enviar a los hijos y por otro lado hacerles dejar los estudios a la mitad es muchas veces un riesgo pues los jóvenes después de la misión vienen con una actitud diferente y cambian completamente de gustos.
Seguramente han visto algunos jóvenes que han vuelto de la misión y han dejado sus proyectos a mitad de camino por diferentes problemas ya sea financieros, emocionales o de otra índole.Sin embargo justamente para esos jóvenes que buscan la mejor decisión que puedan tomar y también a sus padres, les doy la receta:
“Da oído, mi siervo John, y escucha las palabras de tu Jesucristo, tu Señor y Redentor.
Pues he aquí, te hablo con claridad y con poder, porque mi brazo cubre la tierra.Y te declararé lo que ningún hombre sabe, sino tú y yo únicamente, porque muchas veces has deseado saber de mí lo que para ti sería de mayor valor.
He aquí, bendito eres por esto, y por haber declarado mis palabras que, de conformidad con mis mandamientos, yo te he comunicado.Y ahora bien, he aquí te digo que lo que será de mayor valor para ti será declarar el arrepentimiento a este pueblo, a fin de que traigas almas para mí, para que con ellas reposen en el reino de mi Padre, Amén” (DyC 15).
Hermanos que nos falte la fe, mas valemos nosotros que unos cuantos pajarillos verdad? (Mateo 27:25-34).
Otra pregunta que cabe preguntarse es ¿a qué voy a una misión?
Muchos de nuestros maravillosos jóvenes pensarán que es para desarrollar su espiritualidad, para fortalecer su testimonio y el desarrollo personal, pues lo relacionan con el proceso que están viviendo en sus vidas enfocados en su propia persona, buscando sus fortalezas y debilidades encontrando su propio potencial, sin embargo, ese no es el verdadero propósito, no es la razón más noble por la cual servimos al Señor por dos años.
Tampoco el propósito de servir una misión es reformar a un joven o enviarlo para que pueda mantenerse activo.
No es un paseo de turismo ni para conocer gente, ni hacer amigos, ni tener a una familia para llegar después de la misión.
Cito del Manual de Instrucciones de la Iglesia:
“El servicio misional de tiempo completo es un privilegio de los miembros de la Iglesia que son llamados mediante la inspiración por el Presidente de la Iglesia. El servicio misional es literalmente servicio al Señor y a su Iglesia. Su objeto principal no es el desarrollo personal del misionero, aun cuando el servir con rectitud invariablemente brinde este resultado”.
Es un trabajo exigente, sin duda es para aquellos que sean dignos y que física y mentalmente sean capaces de hacerlo, tampoco es un derecho que se gane por ser miembros de la Iglesia sino que es un privilegio, un maravilloso don y oportunidad, requiere el compromiso de vivir de una forma ejemplar, siguiendo en una forma completa y sin limitaciones los mandamientos y las normas de la misión.Todas esas cosas igualmente se obtienen como valor adicional pero la razón principal tiene que ver con responder a la admonición del Salvador por medio del Presidente de la Iglesia:
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Amen” (Mateo 28:19-20).
La preparación para la misión debe comenzar a temprana edad. Los padres, los líderes de la Iglesia y los maestros deben dar gran importancia a esa preparación. Los líderes deben velar por los jóvenes especialmente por aquellos que tengan dudas en cuanto a servir una misión, los padres deben entender lo que se esperará de sus hijos cuando sirvan una misión y por tanto esto les ayudará para prepararles mejor.
Un buen misionero no se produce sólo por casualidades de la vida, si sus líderes y padres le preparan adecuadamente entonces, estarán preparando una mejor generación de misioneros, el Profeta ha hablado en cuanto a los estándares y hace algunos años se ha subido la norma de excelencia para calificar, se ha preparado un Manual unificado Predicad mi Evangelio, personalmente lo encuentro excepcional, lo he leído completo y me esfuerzo por cumplir parte de sus metas, ahora los misioneros ya no enseñan charlas memorizadas como hace algunos años, lo cual requiere por supuesto que tengan la capacidad de sintetizar, adaptar los mensajes de una forma mucho más personal a sus investigadores, del mismo modo hoy en día las personas conocen un poco más acerca de la Iglesia, por tanto las dudas son más específicas y difíciles de resolver, esto requiere de parte de los misioneros una mayor espiritualidad, una mejor capacitación y mas compenetración entre compañeros. Se ha subido también las exigencias para los conversos, requiriendo que los conversos tengan un testimonio más consolidado acerca de la Iglesia, eso implica una mayor capacidad de enseñanza. Allí intervienen más actores, entonces hay que saber incluir a los miembros en el proceso.
Del mismo modo se requiere que los misioneros trabajen en una forma desenvuelta con los líderes de los diferentes barrios y ramas en los que sirvan, en algunos casos inclusive hasta sirven dentro de los llamamientos locales cuando no hay liderazgo suficiente.
Se requiere que aproveche cada oportunidad para enseñar, se requiere mayor concentración e intensidad, así como Ammón en el Libro de Mormón que cuando se dispersaron los rebaños del rey de los lamanitas pensó inmediatamente en una oportunidad para ganarse el corazón de sus hermanos y predicarles así el Evangelio. Podemos observar de esta forma más claramente, que un misionero mejor preparado puede convertirse en una ayuda tremenda en la obra misional.
¿Acaso no han visto ustedes a un misionero que irradia un poder espiritual que hace que simplemente sigamos su consejo?, en particular yo si lo he visto.
Se requiere que los jóvenes desde la niñez ,durante la primaria y luego en los hombres y mujeres jóvenes puedan aprender a trabajar con metas y esforzarse para cumplirlas, eso les dará la habilidad de ser tenaces, de no dejar pasar ni siquiera una oportunidad, de trabajar infatigablemente cuando hay un objetivo de valor por delante, esto se logra enfatizando en los programas de logros tanto de la primaria como en sus organizaciones de jóvenes, de hecho examinando las metas de Cumplir Nuestro Deber a Dios vemos que la mayoría de ellas están relacionadas con la preparación para ser misioneros, desde leer El Libro de Mormón, memorizar los artículos de fe, aprender algunos pasajes de las escrituras, aprender otro idioma hasta la preparación financiera para la misión.
Me maravilla el plan inspirado del Señor, pues en la edad en que los jóvenes comienzan a mirar introspectivamente buscando sus fortalezas y debilidades, el Señor los toma y les hace olvidarse de si mismos para preocuparse del prójimo, esto sin duda abre sus sentidos y se dan cuenta que no son los únicos que existen, que la tierra tiene otros seis mil millones de habitantes con problemas muchas más importantes que los de él, y pueden encontrar una razón de mucho más valor en su existencia, creo que cada misionero retornado puede testificar que ha aprendido a trabajar codo a codo con el Señor, a expresarle nuestras angustias y nuestras alegrías, por medio de esas maravillosas experiencias espirituales nos damos cuenta que si somos fieles podremos ser instrumentos en las manos de Dios para bendecir la vida de los demás, y esa sensación nos llena de gozo y de felicidad.Es ese Espíritu el que nos une de una forma eterna con nuestros conversos y lo que nos hace recordar todas esas experiencias con un profundo suspiro.
Definitivamente cuando nos perdemos en el servicio a nuestros semejantes, nos encontramos de nuevo, renovados, fortalecidos, casi invencibles, protegidos por huestes Celestiales, dispuestos a cruzar hasta la misma selva sin miedo a nada, ni siquiera a los perros que estarían ansiosos por degustar parte de nuestra humanidad.
Lo más maravilloso de todo es ese sistema de etapas que tiene el Señor, ejercimos la fe y vamos a la misión y luego viene la bendición, el crecimiento espiritual y una visión mas profunda de las cosas, cumplimos y llegamos y viene el otro desafío, el matrimonio, sin duda hay cosas que uno no comprende hasta que entra en este Orden Celestial. Élder Amado nos enseñaba que hasta que José Smith no se casó, no le fueron entregadas las planchas de oro, ¿acaso no es eso interesante?
Seguramente tiene que ver con las mayores responsabilidades y nuevamente en olvidarse de uno mismo y preocuparse por nuestro prójimo (nuestra esposa), lo cual se ve acrecentado con la presencia de nuestros amados hijos, lo cual trae mayor luz y entendimiento, más sabiduría, mayor gozo, aún hasta la plenitud, y se ve acompañado de mayores responsabilidades en nuestro hogar, en nuestro trabajo y en la Iglesia.
Nunca rechacen un cargo en la Iglesia, nunca digan no puedo, apóyense en las escrituras, en la oración, en sus familias, en lo que puedan…y sigan adelante.
Cuando pasamos por las etapas de nuestra vida en la forma en que el Señor nos la presenta, sin duda tendremos éxito, pues ya no mediremos nuestros logros en cuánto facturamos a fin de mes, cuanta gloria y honor hemos logrado en nuestro trabajo sino más bien en el proceso de imitar a nuestro Padre Celestial, enseñando a nuestros hijos, compartiendo con nuestra esposa, dando lo mejor de nosotros a nuestro prójimo y en el proceso siendo llenos del Espíritu.
Testifico en forma personal que no existe nada que llene más nuestra alma que esforzarse por cumplir esas etapas que va poniendo nuestro Señor en nuestro camino, es sabio que sea en ese modo, porque es la manera del Señor.
Para los jóvenes que piensan que la misión no es tan importante les digo desde el centro de mi corazón, y con todo mi amor que están equivocados, no hay nada más importante que servir al Señor por esos dos años maravillosos, allí le van a conocer personalmente, que maravilloso es eso, conocer personalmente a nuestro Señor, sentir su amor, expresárselo a otros por medio del Espíritu, eso es algo poderoso, es algo que desarma cualquier ejército que se nos oponga.
Cuando un joven va a la universidad se prepara para la vida, pero cuando va a la misión se prepara para le eternidad.
No es necesario elegir entre una y otra, se pueden y se deben cumplir ambas, pero primero el Reino de Dios y su justicia pues las otras cosas serán añadidas.
Me encanta el Evangelio, me encantan estas cosas sencillas, porque son tan fáciles de comprender y por nuestra testarudez a veces resultan tan difíciles de aplicar, pero cuando lo hacemos nos va “cayendo la teja” hasta que podemos comprender el plan maestro de Nuestro Padre Celestial.

3 comentarios:

  1. Anónimo6/9/12

    :) Yo AmOOooo la obra misional :) es la mayor bendicion que tenemos en la Iglesia De Jesucristo De Los Santos De Los Ultimos Dias, somos llamados a servir, yo amo esto!! Soy una misionera eterna :)
    LLamados a servir y dignos de hacerlo!! :)

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  2. Anónimo13/12/12

    Hola dices cosas muy buenas me gusta, la mision es lo maximo hasta ahora, para un joven de la edad de ser misioero!!!

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    Respuestas
    1. Gracias hermano!! por tu lindo comentario ;) ánimos

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