¡Dios realmente siente y comprende nuestro dolor! Jesucristo, a través de la Expiación, no sólo sufrió por nuestros pecados, sino que también sufrió nuestros dolores, enfermedades y pesares. Él entiende perfectamente todo lo que experimentamos aquí en la tierra. A través de su amor y compasión, Él nos ayuda y ayudará con nuestros problemas y los desafíos que enfrentamos.
Cuando yo tenía dieciséis años estuve en un accidente automovilístico que habría sido fatal, de no ser por las gracias salvadoras de un verdaderamente amoroso Padre Celestial. Sufrí muchas lesiones internas y externas que me mantenían entrando y saliendo del hospital durante bastante tiempo. Durante mis momentos de tranquilidad cuando estaba solo, pensé: “¿Por qué yo?” No entendía por qué esta cosa horrible que había sucedido y me sentía triste y deprimido. No podía acudir a nadie a quien conocía y me sentí muy solo. Sin embargo, también era en esos momentos de tranquilidad en un momento posterior mientras estaba leyendo las Escrituras que supe que había una persona que sabía por lo que yo estaba pasando, porque había sufrido todo. Fue entonces que supe que necesitaba dejar de sentir lástima por mí mismo. Lo que ocurrió, ocurrió, y no había nada que pudiera hacer para cambiarlo. Entonces supe que había cosas que mi Padre Celestial quería que aprenda de la experiencia en general. Quería ayudarme a crecer y progresar, y la única manera que tenía para hacerlo era primero cambiando mi actitud.
Jesucristo no sólo expió por los pecados del mundo, sino que también por todo el sufrimiento cualquiera que sea. En Mosíah 3:7 dice, “Y he aquí, sufrirá tentaciones, y dolor en el cuerpo, hambre, sed y fatiga, aún más de lo que el hombre puede sufrir sin morir; pues he aquí, la sangre le brotará de cada poro, tan grande será su angustia por la iniquidad y abominaciones de su pueblo”. Me di cuenta de que Dios sintió mi dolor, el físico, emocional, espiritual y mental, y Él era la única persona que entendía por completo cómo estaba sufriendo.
En Alma 7:11-12 dice, “Y él saldrá, sufriendo dolores, aflicciones y tentaciones de todas clases; y esto para que se cumpla la palabra que dice: Tomará sobre sí los dolores y las enfermedades de su pueblo. Y tomará sobre sí la muerte, para soltar las ligaduras de la muerte que sujetan a su pueblo; y sus enfermedades tomará él sobre sí, para que sus entrañas sean llenas de misericordia, según la carne, a fin de que según la carne sepa cómo socorrer a los de su pueblo, de acuerdo con las enfermedades de ellos” ¿De qué otra manera podría Dios ser capaz de mostrar misericordia hacia nosotros y conocer y comprender verdaderamente nuestro sufrimiento? El Padre Celestial nos ama porque somos Sus hijos y qué mejor manera de mostrarnos Su amor que sacrificar a Su Unigénito para que Él pueda identificar, simpatizar y ser capaz de sostenernos en nuestros momentos de necesidad.
Sé que Jesucristo socorre a Su pueblo. El no sólo nos ayuda, sino que también nos brinda apoyo y consuelo a todos los que lo necesitan. Su expiación es nuestra mayor esperanza. Él expió los pecados, dolores, pesares y aflicciones de todas las personas en un nivel muy individual y personal. A través de Su gran sacrificio, Él es capaz de ayudar y de relacionarse con cada uno de nosotros.
Respuesta personal por Bethany
Cuando yo tenía dieciséis años estuve en un accidente automovilístico que habría sido fatal, de no ser por las gracias salvadoras de un verdaderamente amoroso Padre Celestial. Sufrí muchas lesiones internas y externas que me mantenían entrando y saliendo del hospital durante bastante tiempo. Durante mis momentos de tranquilidad cuando estaba solo, pensé: “¿Por qué yo?” No entendía por qué esta cosa horrible que había sucedido y me sentía triste y deprimido. No podía acudir a nadie a quien conocía y me sentí muy solo. Sin embargo, también era en esos momentos de tranquilidad en un momento posterior mientras estaba leyendo las Escrituras que supe que había una persona que sabía por lo que yo estaba pasando, porque había sufrido todo. Fue entonces que supe que necesitaba dejar de sentir lástima por mí mismo. Lo que ocurrió, ocurrió, y no había nada que pudiera hacer para cambiarlo. Entonces supe que había cosas que mi Padre Celestial quería que aprenda de la experiencia en general. Quería ayudarme a crecer y progresar, y la única manera que tenía para hacerlo era primero cambiando mi actitud.
Jesucristo no sólo expió por los pecados del mundo, sino que también por todo el sufrimiento cualquiera que sea. En Mosíah 3:7 dice, “Y he aquí, sufrirá tentaciones, y dolor en el cuerpo, hambre, sed y fatiga, aún más de lo que el hombre puede sufrir sin morir; pues he aquí, la sangre le brotará de cada poro, tan grande será su angustia por la iniquidad y abominaciones de su pueblo”. Me di cuenta de que Dios sintió mi dolor, el físico, emocional, espiritual y mental, y Él era la única persona que entendía por completo cómo estaba sufriendo.
En Alma 7:11-12 dice, “Y él saldrá, sufriendo dolores, aflicciones y tentaciones de todas clases; y esto para que se cumpla la palabra que dice: Tomará sobre sí los dolores y las enfermedades de su pueblo. Y tomará sobre sí la muerte, para soltar las ligaduras de la muerte que sujetan a su pueblo; y sus enfermedades tomará él sobre sí, para que sus entrañas sean llenas de misericordia, según la carne, a fin de que según la carne sepa cómo socorrer a los de su pueblo, de acuerdo con las enfermedades de ellos” ¿De qué otra manera podría Dios ser capaz de mostrar misericordia hacia nosotros y conocer y comprender verdaderamente nuestro sufrimiento? El Padre Celestial nos ama porque somos Sus hijos y qué mejor manera de mostrarnos Su amor que sacrificar a Su Unigénito para que Él pueda identificar, simpatizar y ser capaz de sostenernos en nuestros momentos de necesidad.
Sé que Jesucristo socorre a Su pueblo. El no sólo nos ayuda, sino que también nos brinda apoyo y consuelo a todos los que lo necesitan. Su expiación es nuestra mayor esperanza. Él expió los pecados, dolores, pesares y aflicciones de todas las personas en un nivel muy individual y personal. A través de Su gran sacrificio, Él es capaz de ayudar y de relacionarse con cada uno de nosotros.
Respuesta personal por Bethany
Es cierto una ves un Apostol enseño que:
ResponderEliminarsi Jesucristo habria nacido de padres celestiales no habria sentido y comprendido que es el dolor y si hubiera nacido de padres terrenales no habria podido soportar y pagar el precio de todos nuestros pecados asi que fue por ello que el tuvo que nacer de un padre celestial y una madre terrenal para que se cumplan ambas cosas Si desea alguien conocer este mensaje completo solo aviseme
wilson ruiz
wilsonruiz_sud@hotmail.com
Es cierto. El tuvo que pasar por todo lo que nosotros pasamos para poder entendernos y poder ayudarnos. El conoce todo nuestros dolores y esfuerzos.
ResponderEliminarNos dice la Palabra de DIOS en la Santa Biblia:
ResponderEliminar""Yo, por mi parte, advierto a todo el que escuche las palabras proféticas de este libro: «Si alguno se atreve a añadir algo, Dios echará sobre él todas las plagas descritas en este libro.
Y si alguno quita algo a las palabras de este libro profético, Dios le quitará su parte en el árbol de la vida y en la Ciudad Santa descritos en este libro.»"" (Ap 22, 18-19).
La pregunta es si Él siente nuestro dolor. El artículo está mal titulado pues debería ser algo como Jesús sintió nuestros dolores. Sería ridículo pensar que cada vez que alguien se golpea, se cae, tiene una accidente Jesucristo siente ese dolor específico... lo que sí sucede es que El, al pasar por la experiencia terrenal, sabe y comprende y tiene una empatía infinita, por lo que nos puede socorrer.
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