
Una cierta mujer había llevado una vida bastante difícil. De joven, había andado en muy malas compañías, y cuando fue mayor se entregó a la bebida y a la juerga. Muchos se sorprendieron cuando se unió a la Iglesia. Pasaron unos cuantos años antes de que abandonara sus vicios por completo, y muchos más antes de que pudiera controlar su lenguaje grosero y su temperamento agresivo. Pero nunca se dio por vencida y, con el transcurso del tiempo, demostró ser digna. ¿Puede una persona como ésa aspirar a heredar el reino de Dios? Claro que sí. La pregunta difícil de responder es ¿en qué momento de su vida se transformó esta mujer en candidata a la exaltación?
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