28 enero 2011

"Recuerdo Aquellas Palabras"

¡Trista! ¿Tienes todavía la meta de ganar el reino celestial? --me preguntó mi prima.
Su pregunta me tomó de sorpresa y balbuceé por un momento mientras trataba de darme cuenta a que se refería.
Entonces me acordé que cuando habíamos ido a visitarlos, el verano pasado, ella y yo nos habíamos quedado conversando hasta tarde y, sin querer, habíamos terminado hablando acerca de la Iglesia.
Mi prima no sabía mucho en cuanto a nuestras creencias, así que me dio una gran satisfacción cuando me pidió que le explicara. La conté la historia de José Smith, nuestras creencias, mis sueños y mis temores, incluso mi meta de ganar el reino celestial.
Le expresé mi testimonio y le dije que sabía que el evangelio es verdadero: Le dije además que deseaba compartir la eternidad con un compañero especial y tener a mis hijos conmigo. Ella me escuchó con atención y me hizo muchas preguntas, las que contesté lo mejor que pude. Cuando nos fuimos a dormir, ella pensaba en todas las cosas que yo le había dicho y yo me sentía satisfecha por la obra misional que había podido hacer.

Siete meses después, ahí estaba yo, sorprendida por todo lo que mi prima recordaba de lo que yo le había dicho.
¿Y? --insistió, mirándome con atención, esperando una respuesta.
Tragué saliva y me quedé inmóvil mirando fijamente por la ventana.
¿Tengo todavía la meta de ganar el reino celestial?--me pregunté. Entonces pensé en los últimos meses y me di cuenta que no me estaba esforzando mucho al respecto.

Las calificaciones que había sacado en los estudios podrían haber sido más altas, se había roto la amistad que tenía con mi mejor amiga, las relaciones familiares no eran tan buenas como solían ser, pero lo peor de todo era que gradualmente me estaba volviendo inactiva en la Iglesia.

Hice un análisis breve de mi vida y me di cuenta de lo vacía que había sido en esos últimos meses. Me volví hacia mi prima y en forma suave pero firme le dije, con lágrimas en los ojos:
--Sí, todavía tengo esa meta.
Me siento muy agradecida por tener un Padre Celestial que me ama lo suficiente para recordarme las metas que me he fijado en la vida. Sé que con su ayuda podré ganar el reino celestial. Ahora, cuando dudo, recuerdo aquellas palabras: "Sí, todavía tengo esa meta", y entonces no me cabe la menor duda que mi Padre Celestial está conmigo.
Tomado de Liahona setiembre de 1988

27 enero 2011

"La lección del Fuego"

Un hombre, que regularmente asistía a las reuniones de un determinado grupo, sin ningún aviso dejó de participar en sus actividades.Después de algunas semanas, el líder de aquel grupo decidió visitarlo.Era una noche muy fría.El líder encontró al hombre en casa, solo, sentado delante de la chimenea, donde ardía un fuego brillante y acogedor. Adivinando la razón de la visita, el hombre dio la bienvenida al líder, lo condujo a una silla grande cerca de la chimenea y se quedó quieto, esperando. Se hizo un grave silencio. Los dos hombres sólo contemplaban la danza de las llamas en torno de los troncos de leña que ardían.Al cabo de algunos minutos, el líder examinó las brasas que se formaron y cuidadosamente seleccionó una de ellas, la más incandescente de todas, empujándola hacia un lado. Volvió entonces a sentarse, permaneciendo silencioso e inmóvil. El anfitrión prestaba atención a todo, fascinado y quieto. Al poco rato, la llama de la brasa solitaria disminuyó, hasta que sólo hubo un brillo momentáneo y su fuego se apagó de una vez.En poco tiempo, lo que antes era una fiesta de calor y luz, ahora no pasaba de ser un negro, frío y muerto pedazo de carbón recubierto de una espesa capa de ceniza grisácea.Ninguna palabra había sido dicha desde el protocolar saludo inicial entre los dos amigos.El líder, antes de prepararse para salir, manipuló nuevamente el carbón frío e inútil, colocándolo de nuevo en el medio del fuego. Casi inmediatamente se volvió a encender, alimentado por la luz y el calor de los carbones ardientes en torno de él.Cuando el líder alcanzó la puerta para partir, su anfitrión le dijo: Gracias por su visita y por el bellísimo sermón. Regresaré al grupo. ¡Que Dios te bendiga!

26 enero 2011

"Almacenamiento en el Hogar"

Se ha aconsejado a los Santos de los Últimos Días que se preparen para procurar el bienestar personal y de sus familias para los tiempos difíciles. La preparación personal y familiar debe ser un modo de vida, un modo prudente de vivir. Esto implica ser "sabio, moderado, prudente y hábil en planear para el futuro sin desatender las necesidades inmediatas" Una faceta de la preparación personal y familiar es la producción y el almacenamiento en el hogar.
"Nuestro énfasis sobre este tema no está basado en nada que dé fundamento a ningún tipo de crisis o pánico, sino todo lo contrario: es necesario comprender que la preparación familiar y personal debe ser una forma prudente de vida así como un enfoque ordenado de utilización de los recursos, dones y talentos que el Señor nos ha dispensado. El primer paso, por lo tanto, es enseñar a nuestro pueblo a ser autónomo e independiente, mediante la adecuada preparación para la vida diaria"
Bibliotecasud.
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23 enero 2011

"La Oracion en tiempos Dificiles"

"Vivimos en tiempos difíciles. Los consultorios médicos están llenos de personas acosadas por problemas emocionales, así como por malestares físicos; los tribunales de divorcio están sobrecargados porque la gente no soluciona sus dificultades. En el gobierno y en la industria, los administradores de recursos humanos trabajan largas horas para tratar de auxiliar a las personas que enfrentan conflictos. Al terminar un día sumamente ajetreado, un empleado de recursos humanos que estaba asignado para resolver quejas triviales colocó sobre su escritorio, en tono de burla, un cartelito para los que tuvieran problemas sin solucionar, que decía: "¿Has probado la oración?". De lo que tal vez no se haya dado cuenta es que aquel sencillo consejo podía resolver más problemas, aliviar más sufrimiento, evitar más transgresión y brindar al alma humana mayor paz y contentamiento que cualquier otra cosa. Como pueblo, ¿no estamos agradecidos de que la oración familiar no sea una práctica anticuada para nosotros? No hay nada más hermoso en este mundo que ver a una familia orando junta. El dicho que se cita con frecuencia de que "la familia que ora unida permanece unida" tiene verdadero significado"
(Pte. Thomas S. Monson, Liahona marzo 2009, pág.3)