17 abril 2011

"Unidad en el Matrimonio - Parte 2"


UNA FÓRMULA INFALIBLE

Aunque la vida matrimonial es difícil, y es común en- contrar en ella parejas discordantes y frustradas, la felici- dad duradera es posible y el matrimonio puede resultar un éxtasis más exultante de lo que la mente humana pueda imaginar. Esto está al alcance de toda pareja, de toda per- sona. La idea de “almas gemelas” es una quimera, una ilusión, y aunque la mayoría de nuestros jóvenes tratan con toda diligencia y devoción de encontrar una persona con la cual la vida pueda ser más compatible y hermosa, también es cierto que casi todo buen hombre y toda buena mujer podrían tener felicidad y éxito en el matrimonio si ambos estuvieran dispuestos a pagar el precio. Existe una fórmula infalible, la cual garantiza a toda pareja un matrimonio feliz y eterno; pero al igual que en todas las fórmulas, no se deben eliminar, reducir ni limitar los in- gredientes principales. La selección antes del cortejo y la expresión constante de afecto después de la ceremonia matrimonial son de igual importancia, pero no son más importantes que el matrimonio mismo. Su éxito depende de ambos cónyuges, no sólo de uno, sino de los dos.
En el matrimonio iniciado y fundamentado sobre normas razonables como las ya mencionadas, no hay combinaciones de poder que puedan destruirlo, excepto el poder que existe en cada uno de los cónyuges o en el de ambos; generalmente, ambos deben asumir la responsabilidad. Puede haber otras personas o elementos que influyan para bien o para mal; puede parecer que el aspecto económico, social y político, así como otras situaciones, tengan cierta influencia; pero el matrimonio se basa pura y exclusivamente en ambos cónyuges, quienes siempre podrán lograr éxito y felicidad en su matrimonio si se lo proponen, son desinteresados y rectos.
La fórmula es sencilla; los ingredientes son pocos, aunque existen numerosos ejemplos de cada uno. Primero, debe existir una actitud adecuada hacia el matrimonio. La persona debe tratar de seleccionar el cónyuge que alcance, hasta donde sea posible, el pináculo de la perfección en todos los aspectos que tengan importancia para ella como persona. Luego, ambas partes deben llegar
al altar del templo dándose cuenta de que deben trabajar arduamente para tener éxito en la vida en común. Segundo, debe abundar la generosidad, olvidándose del “yo”, dirigiendo toda la vida familiar y lo que a ella corresponde hacia aquello que sea de beneficio para la misma, y subyugando así el egoísmo. Tercero, el cortejo y las expresiones de afecto, amabilidad y consideración deben continuar a fin de que el amor se mantenga vivo y crezca. Cuarto, se deben vivir plenamente los mandamientos del Señor, tal como se encuentran definidos en
el Evangelio de Jesucristo

DEL “YO” AL “NOSOTROS”

Dos personas que estén considerando el matrimonio deben darse cuenta de que ese estado legal no garantiza automáticamente la felicidad que tanto esperan, sino que ese convenio significa sacrificarse, compartir y aun renunciar a ciertas libertades personales; significa una larga y ardua frugalidad; significa hijos que traen consigo cargas económicas, de servicio, de cuidado y preocupación; pero también significa la más profunda y dulce de todas las emociones.
Antes del matrimonio, cada uno de los cónyuges tiene la libertad de hacer lo que le plazca, de organizar y planear su vida de la manera que crea conveniente, de tomar toda decisión siendo la persona misma la única consideración.
Antes de tomar los votos matrimoniales, los novios deben darse cuenta de que es necesario que cada uno acepte, literal y plenamente, que el bienestar de la nueva familia debe anteponerse siempre al bienestar propio. En toda decisión se debe considerar el hecho de que habrá dos o más
personas que se verán afectadas por la misma. Ahora, al tener que tomar decisiones importantes, la esposa tendrá en cuenta la manera en que éstas afectarán a los padres, los hijos, el hogar y su vida espiritual. La ocupación del marido, su vida social, sus amistades, sus intereses personales, deben considerarse ahora bajo el prisma de que él es sólo una parte de una familia, o sea, que para todas las cosas se debe tener en cuenta al grupo familiar. Quizás un matrimonio no siempre sea equitativo ni transcurra sin dificultades, pero puede disfrutar de gran paz. La pareja podrá tener pobreza, enfermedad, desalientos, fracasos y hasta muerte en la familia, pero todo eso no tiene por qué robarles la paz. El matrimonio puede tener éxito siempre que el egoísmo no forme parte de él. Si existe una abnegación total, los problemas y las dificultades unirán a
los padres con lazos inquebrantables. Durante la depresión de la década de 1930 [en Estados Unidos], hubo una marcada disminución de divorcios; la pobreza, los fracasos y el desánimo unían a los padres. La adversidad puede estrechar relaciones que la prosperidad puede destruir

CONTRIBUIR CON FELICIDAD

El matrimonio que se basa en el egoísmo está condenado a fracasar. El que se casa para obtener riquezas, prestigio o un estatus social, ciertamente quedará decepcionado. El que se casa para satisfacer la vanidad y el orgullo, o para fastidiar o herir a otra persona, se engaña a sí mismo. Mas para el que se casa para dar felicidad así como para recibirla, para prestar servicio y recibirlo, y que vela por los intereses de la pareja y luego de la familia, habrá buenas posibilidades de que su matrimonio sea feliz. El amor es como una flor y, al igual que el cuerpo, precisa de alimento constante. Si no se le alimentara con frecuencia, dentro de poco el cuerpo terrenal se consumiría y moriría. La tierna flor se marchitaría y moriría sin agua y alimento. Así también, no se puede esperar que el amor dure eternamente a menos que se le alimente de continuo con porciones de amor, manifestaciones de aprecio y admiración, expresiones de gratitud y la consideración que proviene del desinterés. El altruismo total es otro factor que contribuirá a lograr un matrimonio feliz; si se buscan constantemente los intereses, la comodidad y la felicidad del cónyuge, el amor que se descubre durante el cortejo y se afirma en el matrimonio crecerá en dimensiones inconmensurables. Muchas parejas permiten que su matrimonio se estanque y que el amor se enfríe como el pan duro, los chistes viejos y la comida fría. Los nutrientes más importantes para el amor son: la consideración, la amabilidad, la cortesía, la preocupación, las expresiones de afecto, los abrazos que denotan aprecio, la admiración, la satisfacción, el compañerismo, la confianza, la fe, el esfuerzo mutuo, la igualdad y la interdependencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

!Muchas gracias por tus comentarios!Cualquier duda o sugerencia hazlo llegar a richitar20@gmail.com

Si publicas un link usa esta linea de codigo.Gracias=D

<a href="url-de-la-página">Texto enlace</a>