10 noviembre 2010

"Que Creen los Mormones sobre el Aborto"

Las creencias mormonas enseñan que toda la vida proviene de Dios. Él es el Padre literal de nuestro espíritu. La capacidad de crear vida en la Tierra es una responsabilidad sagrada, y por lo tanto,los mormones se oponen al aborto en todos los casos salvo muy pocas circunstancias. El aborto es permitido, pero no debe ser una elección automática, en casos de violación e incesto, peligro para la vida de la madre según con la opinión de un médico calificado y responsable y defectos que puedan causar que el niño sea incapaz de sobrevivir después de su nacimiento. Cuando una mujer se enfrenta a una de esas raras situaciones, debe consultar con sus líderes de la iglesia y con su familia, y a Dios en oración para saber lo que Dios quiere que ella haga.

La Iglesia no considera sólo a la mujer embarazada responsable de los abortos. Las personas que fomenten, paguen, ejecuten o hagan los arreglos de abortos también pueden perder su calidad de miembro en la iglesia, así como puede serlo una mujer que elige inadecuadamente el aborto.

El quitar una vida es un derecho dado sólo a Dios, quien la creó. Doctrina y Convenios, una colección de revelación oficial y enseñanzas de la iglesia en los tiempos modernos, dice: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hurtarás; no cometerás adulterio; no matarás, ni harás ninguna cosa semejante” (Doctrina y Convenios 59:6)

Los mormones enseñan que cada persona tiene albedrío, el derecho a elegir, dado por Dios. Sin embargo, el albedrío siempre viene con responsabilidad y consecuencias. Si bien podemos elegir nuestras acciones, no podemos elegir las consecuencias, ni tampoco podemos evitar afectar a otros con nuestras decisiones. La capacidad de crear a un niño se debe usar sólo dentro de los lazos del matrimonio y se debe utilizar responsablemente.

Cuando una mujer decide usar su cuerpo de una manera que puede conducir a la creación de un ser humano, ella también debe aceptar las posibles consecuencias de hacerlo. Hay muchas consecuencias involucradas en esta elección y la disposición a dar a luz a un niño creado es una de las más serias. Cuando sea posible, los padres naturales de un niño nacido fuera del matrimonio deben casarse y criarlo en un hogar amoroso. Cuando esto no sea posible, el niño debería ser colocado en un hogar amoroso con padres adoptivos que lo críen como si fuera suyo.

La iglesia está de acuerdo en que las mujeres tienen el derecho, dentro de los límites de la salud y la ciencia, de controlar lo que ocurre con sus cuerpos. Esta es una de las razones por las cuales el aborto es permitido en casos de violación, porque el derecho de la mujer a elegir lo que sucederá a su cuerpo le fue robado. Sin embargo, cuando un niño es creado por acciones voluntarias de la madre, otro cuerpo y otras vidas están implicados. El derecho de la mujer a elegir ocurrió cuando eligió intimar. Con esa elección, Dios espera que ella, y el padre del niño, acepten las consecuencias de la elección. Cada elección que hacemos en nuestra vida limita las opciones restantes. La gente responsable acepta que las elecciones tienen consecuencias y aceptan las consecuencias, incluso cuando sean difíciles, embarazosas o desagradables. El evitar las consecuencias nunca es parte del plan de Dios.

Vinimos a la tierra, en parte, para tener experiencias y para poner a prueba nuestra capacidad para tomar decisiones sabias y aceptar las consecuencias de las decisiones que tomamos. Los que son padres han aprendido que cuando no enseñamos a nuestros hijos a comprender que las elecciones tienen consecuencias y que esas consecuencias deben ser tratadas con responsabilidad, los preparamos para una vida desastrosa. Los buenos padres no les hacen esto a sus hijos. Dios no es sólo un buen padre, Él es un padre perfecto. Como nuestro Padre Celestial, Él quiere que aprendamos a ser responsables y tomar las difíciles decisiones en la vida. Él sabe que en el eterno esquema de las cosas, esto es mejor para nosotros. El saber que tenemos que afrontar las consecuencias, nos motiva a tomar decisiones acertadas al comienzo del proceso, a fin de evitar las más difíciles más adelante si hemos hecho una elección incorrecta. El enfrentar las consecuencias de nuestras decisiones sabiamente nos ayuda a ser más responsables y maduros.

En 1985, Russell M. Nelson, un ex doctor que ahora sirve como apóstol del Señor, escribió:

Para aclarar este concepto, podemos aprender del astronauta. En cualquier momento durante el proceso de selección, planificación y preparación, él es libre de retirarse. Pero una vez que se enciende el poderoso cohete de combustible, ya no es libre de elegir. Ahora él está obligado por las consecuencias de su elección. Aún cuando surjan dificultades y deseara otra cosa, la elección fue sellada por la acción.

Por lo tanto, así sucede con los que alteran el poder de la procreación dado por Dios. Son libres de pensar y planificar lo contrario, pero su elección es sellada por la acción.

La elección de la mujer sobre su propio cuerpo no valida la elección por el cuerpo de otro. La expresión “terminar el embarazo”, literalmente se aplica sólo a la mujer. La consecuencia de la terminación del feto implica el cuerpo y la vida de otro. Estos dos individuos tienen cerebros separados, corazones independientes, y sistemas circulatorios separados. Pretender que no hay ningún niño y ninguna vida es negar la realidad.

No es una cuestión de cuándo comienza la “vida significativa” o cuando el espíritu “da vida” al cuerpo. En las ciencias biológicas, se sabe que la vida comienza cuando dos células germinales se unen para convertirse en una célula, que reúne a veintitrés cromosomas tanto del padre como de la madre. Estos cromosomas contienen miles de genes. En un maravilloso proceso que implica una combinación de codificación genética por la cual se establecen todas las características humanas básicas de la persona por nacer, se forma un nuevo complejo de ADN. Un crecimiento continuo da como resultado un nuevo ser humano. La aparición de la vida no es un tema discutible, sino un hecho de la ciencia.

Aproximadamente veintidós días después de que las dos células se han unido, un pequeño corazón comienza latir. En veinte y seis días la circulación de la sangre comienza. –Russell M. Nelson, “Reverencia por la vida”, Ensign-revista SUD en inglés, mayo de 1985, pág. 11.

Los mormones tienen una gran reverencia por la vida en cada etapa, antes del nacimiento, durante la vida y después que la vida en la tierra termina. Su postura sobre el aborto es una parte sin dobleces de su respeto por la vida eterna y su amor por Dios, quien crea toda vida.

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