09 noviembre 2009

"Nuestro deber es prepararos para una Misión"

Hermanos del Sacerdocio, no importa si sois diáconos recién ordenados o sumos sacerdotes con años de experiencia; vuestro deber es prepararos para una misión. Si nunca habéis servido en una, el Señor quiere que os preparéis; si ya habéis cumplido una misión, el Señor quiere que os preparéis para otra. Hay cuatro billones de personas que necesitan lo que nosotros tenemos, ¡y lo necesitan urgentemente!

Dejadme compartir con vosotros algo de la vida del élder Anguiano, un joven estadounidense de origen mexicano, que se había preparado para una misión de habla hispana, pero que fue llamado a Nueva Zelanda. ¡Imaginad un joven preparado en español, yendo a un país donde el español raramente se oye! Mientras esperaba la llegada de su único misionero en el aeropuerto, el presidente de la misión buscaba la inspiración divina para saber cómo utilizar a aquel élder preparado en español, en un país donde se habla solamente inglés. Al bajar los pasajeros, el presidente divisó a su nuevo élder. Puede ser que su camisa fuera más blanca que las de los demás pasajeros, pero era su actitud lo que lo apartaba de los demás; él tenía un aspecto especial, era uno de los enviados por el Señor. Al encaminarse al edificio, apresuró el paso; era evidente que estaba ansioso por empezar su misión. Al acercarse al presidente lo hizo con los brazos extendidos para darle un abrazo al estilo mexicano. Eso era lo que él acostumbraba y eso iba a hacer . . . . aun en Nueva Zelanda. Entonces dijo sus primeras palabras: “Presidente. estoy aquí para bautizar a la gente”.

Generalmente, los presidentes de misión no relevan a sus asistentes para asignarles la tarea de capacitar a nuevos misioneros, pero cuando por tercera vez el Espíritu inspiró al presidente, éste se convenció y asignó a su asistente, un joven extraordinario de ascendencia china y maorí, para enseñar al nuevo élder. Los dos formaron una especie de “Naciones Unidas”.

Tres semanas más tarde los jóvenes informaron al presidente que habían encontrado una familia en una isla que quizás fuera la única en Nueva Zelanda que hablaba solamente español. Esta familia chilena recién llegada, necesitaba la Iglesia; ellos necesitaban también al élder Anguiano, y el Señor llenó esa necesidad con el llamamiento apropiado por medio de un Profeta viviente. Y eso no es todo; ahora hemos recibido noticias de que más de cien familias de Chile están en trámites para emigrar a Nueva Zelanda, y el élder Anguiano y su familia chilena, recientemente bautizada, están esperando la llegada de estas otras para comenzar a amistarlas y enseñarles el evangelio.

El Señor dirige la obra. Nosotros somos parte de un proceso divino cuyo objeto es la salvación de los hijos de nuestro Padre, dondequiera que estén. Debemos prepararnos ahora, para que el Profeta no se vea restringido por nuestras limitaciones.

“No se haga mi voluntad . . .” – Extracto.

Elder Robert L. Simpson

2 comentarios:

  1. Anónimo18/11/09

    Muy buena historia, de donde la sacaste???
    es solo un extracto, no? me gustaria completo si me lo podes pasar, gracias amigo, muy buen post!!! abednego2000@hotmail.com

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